Las manifestaciones más antiguas de esta literatura son los libros sagrados que forman el Antiguo Testamento y que han sido traducidas, en el conjunto de las Sagradas Escrituras, a casi todos los idiomas y editadas infinidad de veces. Por ello, se convirtieron en la obra más difundida del mundo.
Los textos del Antiguo Testamento, redactados entre el siglo XV hasta el II a. de C.; junto con los del Nuevo Testamento, escritos en griego, forman la Biblia, que en dicho idioma significa "los libros".
Junto a los libros históricos, como el Génesis, atribuido a Moisés, o los de los Jueces y los Macabeos, sobre la historia del pueblo judío, se hallan relatos de sucesos particulares, como el de Ester.
También encontramos los Salmos en formato cantado y el Cantar de los Cantares atribuido a Salomón y cargado de sensibilidad.
La literatura hebrea después de la Biblia está compuesta de varios textos apócrifios y por comentarios al Antiguo Testamento. Las obras más importantes, escritas en el siglo II d. de C. son la Misnah (repetición), ordenación de los preceptos de la ley hebraica, y el Talmud (enseñanza) examen crítico de las fuentes bíblicas, con narraciones breves intercaladas. Existen dos ediciones del Talmud: una hecha en Palestina y otra en Babilonia.
La literatura hebrea en España.- Hasday ibn Shaprut (915-970) fue quien inició la literatura hebrea en España. Entre los primeros poetas hay que cita a Méname ibn Sharuq (910-970), excelente lexicógrafo; Dunash ibn Labrat (920-980), introductor de la métrica árabe en la poesía hebrea; y Samuel ibn Negrella (993-1056), visir del rey de la taifa de Granada, autor de poesías religiosas y profanas.
Las sucesivas invasiones de los almorávides y de los almohades en los territorios musulmanes, así como el crecimiento del sentimiento antijudío en los reinos cristianos, provocan la decadencia de la literatura hebraicoespañola, que no cuenta desde el siglo XIII con figuras de relieve, aunque tuvo bastantes cultivadores.
Con la creación del Estado de Israel, en 1947, se da un nuevo impulso al estudio de la lengua y al cultivo de la literatura. A pesar de haber muchos escritores no ha tenido muchas difusión en el campo internacional. Sin embargo, algunos escritores como Samuel Josef Agnon (1888-1970), autor de retratos sobre la vida de los judíos en su Galitzia natal y sobre la colonización de Palestina y asentamiento del Estado de Israel, tuvieron éxito. Agnon obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1966.
Literatura latina
Roma continua la literatura griega ya que Grecia conquistó a Roma con su cultura. Los griegos desarrollaron una cultura y una literatura propias de un alto grado de civilización. Y los romanos se subieron al carro de su perfección. Los griegos comienzan su literatura de forma oral más o menos en el siglo VIII a. C, recogiendo la tradición de las épocas anteriores. Después de este origen genial, la literatura de la época arcaica y clásica permanece en la cima. Los propios autores se creen dependientes de la inspiración divina, del soplo de los dioses que baja de las montañas sagradas. Junto al Parnaso vive un elenco de autores que te presentamos:
-Los épicos: Homero y Hesíodo
-Los yámbicos: Arquíloco e Hiponacte
-Los trágicos: Esquilo, Sófocles y Eurípides
-Los cómicos: Aristófanes y Epicarmo
-Los elegíacos: Calino y Mimnermo
-Los líricos: Alceo, Safo, Simónides, Píndaro
-Los oradores: Demóstenes, Lisías, Isócrates
-Los historiadores: Herodoto, Tucídides, Jenofonte
-Los filósofos: Platón y Aristóteles
Aristóteles es el encargado de sentar las bases de la literatura del mundo antiguo defendiendo la tradición, la imitación de los grandes modelos, manteniendo unos cánones, unos moldes considerados ideales. Se explota la simetría, la contención, la redondez de las formas. Se busca la perfección.
Después, la época helenística destacan los poetas Calímaco, Teócrito, Apolonio, Menandro, Arato, o los prosistas Polibio y Eratóstenes. La literatura romana comienza bastante tarde, unos cinco siglos después del origen de Roma, cuando ella comienza a extenderse fuera de la península itálica. De este modo, podemos establecer cuatro etapas: preclásica o arcaica, clásica o áurea, postclásica o argentea y decadente o final.
La etapa clásica se centra en el siglo que va desde el segundo cuarto del siglo I a. C. y el primer cuarto del siglo I d. C. Roma es la cabeza de un vasto Imperio y se prepara para ser digna de ello. La capital es centro cultural del mundo y se desarrolla una gran actividad educativa, marcada por la cultura griega y los maestros griegos.
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